sábado, 21 de noviembre de 2009

MÁS TROZOS DE SUEÑOS. 1 ESO E

Una noche de mucho frío soñé una cosa muy absurda [...] Iba a una fiesta de números. Me acuerdo que mis mejores amigos eran el uno y el dos. En la fiesta, el cero estaba muy triste porque todos le llamaban gordo [...]. MARIO RICO

Un día soñé que una vez a la semana debíamos dormir en el instituto. Juntaban varios grupos y a mi clase le tocó mezclarse con 4ºD. Teníamos que dormir de 3 en 3 en camas pequeñas. A mí me tocó con dos [...] y no cabíamos. Uno de lo niños me tiró al suelo. Al levantarme de la caída me puse yo en medio para no caerme más, pero me agarraron tan fuerte para no perder el equilibrio ellos, que no pude dormir [...]. Me desperté cansada del esfuerzo que había hecho por la noche para no caerme más... ANNA NAVARRO

Hace unos días soñé que volvía del colegio y cuando entraba en mi casa no había gravedad y todo flotaba. Así que, pensando en las clases de natación que hice cuando era más pequeño, me fui nadando hasta mi habitación [...] FÉLIX ROS

miércoles, 18 de noviembre de 2009

DORMIRSE NO ES SOÑAR, Anna Navarro i Serra, 4 ESO A

¿Y qué son los sueños? ¿Pedacitos de ambición quizás? ¿Y entonces las ambiciones son sueños? Que un sueño no es nada más que nuestra realidad distorsionada, cortada en trocitos a modo de ajedrez aunque sin posibilidad de mover los peones a nuestra disposición.
Los sueños, como realidades incumplidas, como metas todavía lejanas y verdades vacías de razón; estos son los que alimentan los deseos de seguir andando por la misma vereda todos los días, la cuerda a la que aferrarse cuando al suelo le da por temblar, la misma que nos oculta la palabra “en vano” y nos protege de aquellas que taladran el aire… ¡Si, eso son sueños! y nunca, y digo nunca hay que subestimarlos. Yo lo hice, y una mañana desperté abrazada a una almohada, no a mi sueño. Porque yo dejé que me los robaran. ¡Por eso nunca hay que dejar de soñar!, ni mucho menos dejar que nos borren los sueños.
Ahora mi única ambición (ya no hablo de sueño) es que al mirarme al espejo el miedo deje de susurrarme al oído, porque esto no es un sueño, y ahora es lo que abraza mi verdad, ya no soy yo quien pone el cascabel al gato.
Sin embargo para los ambiciosos, (no para soñadores) los sueños, sueños son…
Con cariño,
Anna Navarro i Serra.

martes, 17 de noviembre de 2009

CARTA AL REY, Tonke Dragt


Esta novela se sitúa en la Edad  Media. El protagonista es un joven de 16 años a punto de ser nombrado caballero. En la última prueba, un desconocido le pide que lleve una carta importante al rey del reino vecino, y le dice que lea la carta y la destruya sólo si está en peligro. Una vez que empiezas este libro, no puedes dejarlo porque hay muchas aventuras y está bien porque el protagonista no es un tipo que se cree que puede hacerlo todo sin dificultades.
FÉLIX ROS, 1º ESO E

Si quieres ver un vídeo de Carta al Rey, pincha sobre este enlace:
http://www.youtube.com/watch?v=-inQs6ZOxDk&feature=player_embedded

domingo, 15 de noviembre de 2009

SUEÑOS LITERARIOS. "EN LA MADRIGUERA DEL CONEJO", capítulo 1


Alicia empezaba ya a cansarse de estar sentada con su hermana a la orilla del río, sin tener nada que hacer: había echado un par de ojeadas al libro que su hermana estaba leyendo, pero no tenía dibujos ni diálogos. «¿Y de qué sirve un libro sin dibujos ni diálogos?», se preguntaba Alicia.

Así pues, estaba pensando (y pensar le costaba cierto esfuerzo, porque el calor del día la había dejado soñolienta y atontada) si el placer de tejer una guirnalda de margaritas la compensaría del trabajo de levantarse y coger las margaritas, cuando de pronto saltó cerca de ella un Conejo Blanco de ojos rosados.

No había nada muy extraordinario en esto, ni tampoco le pareció a Alicia muy extraño oír que el conejo se decía a sí mismo: «¡Dios mío! ¡Dios mío! ¡Voy a llegar tarde!» (Cuando pensó en ello después, decidió que, desde luego, hubiera debido sorprenderla mucho, pero en aquel momento le pareció lo más natural del mundo). Pero cuando el conejo se sacó un reloj de bolsillo del chaleco, lo miró y echó a correr, Alicia se levantó de un salto, porque comprendió de golpe que ella nunca había visto un conejo con chaleco, ni con reloj que sacarse de él, y, ardiendo de curiosidad, se puso a correr tras el conejo por la pradera, y llegó justo a tiempo para ver cómo se precipitaba en una madriguera que se abría al pie del seto.

Un momento más tarde, Alicia se metía también en la madriguera, sin pararse a considerar cómo se las arreglaría después para salir.

Al principio, la madriguera del conejo se extendía en línea recta como un túnel, y después torció bruscamente hacia abajo, tan bruscamente que Alicia no tuvo siquiera tiempo de pensar en detenerse y se encontró cayendo por lo que parecía un pozo muy profundo.

O el pozo era en verdad profundo, o ella caía muy despacio, porque Alicia, mientras descendía, tuvo tiempo sobrado para mirar a su alrededor y para preguntarse qué iba a suceder después. Primero, intentó mirar hacia abajo y ver a dónde iría a parar, pero estaba todo demasiado oscuro para distinguir nada. Después miró hacia las paredes del pozo y observó que estaban cubiertas de armarios y estantes para libros: aquí y allá vio mapas y cuadros, colgados de clavos. Cogió, a su paso, un jarro de los estantes. Llevaba una etiqueta que decía: MERMELADA DE NARANJA, pero vio, con desencanto, que estaba vacío. No le pareció bien tirarlo al fondo, por miedo a matar a alguien que anduviera por abajo, y se las arregló para dejarlo en otro de los estantes mientras seguía descendiendo.

«¡Vaya! », pensó Alicia. «¡Después de una caída como ésta, rodar por las escaleras me parecerá algo sin importancia! ¡Qué valiente me encontrarán todos! ¡Ni siquiera lloraría, aunque me cayera del tejado!» (Y era verdad.)


Abajo, abajo, abajo. ¿No acabaría nunca de caer?
-Me gustaría saber cuántas millas he descendido ya- dijo en voz alta-. Tengo que estar bastante cerca del centro de la tierra. Veamos: creo que está a cuatro mil millas de profundidad...
Como veis, Alicia había aprendido algunas cosas de éstas en las clases de la escuela, y aunque no era un momento muy oportuno para presumir de sus conocimientos, ya que no había nadie allí que pudiera escucharla, le pareció que repetirlo le servía de repaso.

-Sí, ésta debe de ser la distancia... pero me pregunto a qué latitud o longitud habré llegado.

Alicia no tenía la menor idea de lo que era la latitud, ni tampoco la longitud, pero le pareció bien decir unas palabras tan bonitas e impresionantes. Enseguida volvió a empezar.

-¡A lo mejor caigo a través de toda la tierra! ¡Qué divertido sería salir donde vive esta gente que anda cabeza abajo! Los antipáticos, creo... (Ahora Alicia se alegró de que no hubiera nadie escuchando, porque esta palabra no le sonaba del todo bien.) Pero entonces tendré que preguntarles el nombre del país. Por favor, señora, ¿estamos en Nueva Zelanda o en Australia?

Y mientras decía estas palabras, ensayó una reverencia. ¡Reverencias mientras caía por el aire! ¿Creéis que esto es posible?

viernes, 13 de noviembre de 2009

UNA PESADILLA TELEVISIVA, Anabel García, 2 ESO C

Una vez soñé que me despertaba, me levantaba, iba al baño. Entonces me miraba en el espejo y veía que las cejas me habían desaparecido. Me asusté mucho y, después de mirarme un rato, vi que se me iba transformando la cara: primero se me estiraba y luego los ojos se me ponían negros, la boca se me abrió y las manos las tenía en las mejillas. También se me había caído el pelo.
Tenía la cara como la del cuadro "El grito". Un sueño muy extraño aunque enseguida pensé que debía ser porque había visto los Simpson y allí había salido ese cuadro y me había fijado.

UN SUEÑO EXTRAÑO, Arnau Blanch i Cortès, 2 ESO C

Un día soñé que iba con mi familia de excursión. Caminábamos por un sendero que atravesaba un bosque. Yo estaba muy cansado y tenía sed. Pedía agua pero nadie me contestaba. De pronto, me daba cuenta de que estaba solo en medio de una calle de un pueblo desconocido. Cada vez tenía más sed, y me preguntaba qué hacía en aquel lugar. Empezaba a tener miedo y a desesperarme, cuando oí una voz que me llamaba. Era mi hermano que me había oído gritar mientras dormía y me sacudía para despertarme. Estaba sudando, lo único que le dije fue que me trajera un vaso de agua.

martes, 10 de noviembre de 2009

MI EXTRAÑO SUEÑO, Andrea Hernández, 2 ESO D

Un día que estaba muy cansada, soñé que tenía que hacer los deberes de Matemáticas por la mañana. Entonces, me levanté y no podía hacerlos porque estaba inmovilizada en la cama y no me podía levantar. No le di importancia y me dormí de nuevo.
Me desperté otra vez pensando que ya no era un sueño y tenía que ponerme a hacer los deberes, pero no encontraba el libro y me dormía otra vez.
Me levanté como si no hubiera pasado nada, pensando en los deberes que tenía que hacer y me dormí.
Finalmente me levanté temprano para ver si tenía deberes de mates, pero no tenía.

miércoles, 4 de noviembre de 2009

EL SUEÑO MÁS EXTRAÑO, Yang Yang Chen, 2 ESO D

Una vez soñé que iba paseando por Blanes y al cruzar una calle, de repente estaba en China, y me encontraba en el mismo sitio con gente de Blanes y de China. Así, iba paseando y, según la calle, me encontraba en Blanes o en China. Además, los chinos hablaban catalán y los catalanes hablaban chino. No paraban de pasarme cosas raras y, cuando me desperté, yo no sabía si estaba en Blanes o en China. Supongo que estoy en Blanes pero mi cabeza a veces está en China.